Ayer tuve la fortuna de asistir a mi primera ópera. En la tercera fila del patio de butacas tuve el placer de conocer por primera vez el teatro Villamarta de Jerez, un teatro pequeño con buena audición, decorado con muy buen gusto y dotado de una buena cartelera para esta temporada.
Representaron la Ceneréntola, o lo que viene a ser lo mismo la Cenicienta, cuento original de Jacoppo Ferreti. La verdad es que jamás antes había tenido la oportunidad de acudir a una ópera y salí encantaday con ganas de repetir en nuevas y conocidas obras.
La Ceneréntola es una ópera bufa, una representación cómica del cuento de la Cenicienta. Dicha composición magistral es de Gioacchino Rossini. Donde entremezcla piezas de un solitario clavicorde con composiciones espectaculares de la orquesta sinfónica de Málaga. Dichosa por cierto. Una lástima no haber estado en platea o en primera fila para poder disfrutar de la belleza visual de la orquesta.
Última vez mi maldición me persigue y con la misma mala suerte que tuve en el musical de Fama, la actriz prinicipal, la Cenicienta, Marina Rodriguez-Cusí tuvo que ausentarse por dolores de garganta y ser sustituida por la cover Angélica Mansilla.
Mis dos voces favoritas fueron el vozarrón del tenor Jose Manuel Zapata que interpretaba al príncipe y una de las hermanastras fastidiosas Clorinda, la soprano Leticia Rodriguez.
Una puesta en escena muy sencillita, con un vestuario precario y una escenografía un poco hortera.
Una música de cámara magistral ofrecida por la Orquesta filarmónica de Málaga y un coro simpático y participativo cedido por el propio Teatro Villamarta.
Un historia conocida aunque un poco distorsionada de como nos la ha vendido Disney, todos echamos de menos al hada madrina y al zapatito de cristal. Llegando a ser la Cenicienta demasiado empalagosa y altruista.
Por lo demás un espectáculo inolvidable y muy recomendable para todos los públicos.
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